8 de abril de 2013

"Taganana, por E. Gutiérrez Albelo"

Hoy les dejo con un escrito publicado en 1952 en el diario Falange que trata sobre Taganana. En el artículo abundan los topónimos del lugar y algunos datos histórico. Al final, una indirecta al abandono secular de este magnífico pueblo, capital de Anaga.
 
Fotografía propiedad de www.fotosaereasdecanarias.com
TAGANANA, por E. Gutiérrez Albelo

Y ahora oh, Musa préstame todas tus gracias para cantar, a la sombra de Virgilio, el bello rincón de Anaga. Viste, sí, tus mejores galas, para loar esta oculta, modesta geografía.
Extiende la vista por lo abrupto del terreno; contempla las bandadas de palomas de los caseríos. Situados, unos, al fondo de estos nueve valles; otros, en la propia cordillera o en sus estribaciones.

Crucifícate de amor en esta estrella de los vientos: al Norte, el mar; al Sur, el filo de la Cumbre; al Este, el Lomo de las Casillas; al Oeste, el Barranco de Taborno.
Vuela sobre esta faja de terreno de treinta kilómetros de largo por tres de ancho, y estremece las fibras de sus tres mil quinientos habitantes. Ahonda en el substratun de este suelo, tal vez el de más vieja formación, que, como una isla aparte, se uniera luego al resto, en la escotadura de La Laguna, por medio de las erupciones volcánicas de las montañas: Mesa de Tejina, el Púlpito, Mesa Mota, Ofra, Taco, etc., de formación más reciente. Contempla estas sedimentaciones que se elevan verticalmente en las costas, algunas hasta ochenta metros.
Admira cómo la denudación y aluviones de las montanas ha dado origen a estas agujas roqueras: Roque Taborno, de las Ánimas, Amogoge, Anambro...

Aquí los desolados malpaíses. Allá, abajo, las furias de los rompientes. Innumerables arrecifes, como ese de las Nieves, que obligó a la Virgen que marchaba para América a quedarse en el pueblo, desde cuyo hecho se la venera por Patrona...

Pero entre los acantilados, alterna la costa baja. He aquí la magnifica playa de Tamadiste, salida del Valle de Afur, y donde luce un gran charco a modo de albufera. Las playas de Tachero y de las Bodegas, Almáciga, Benijo, Fabián y el DraguiIlo. Pero no te olvides del Risco de la Paciencia, del abrupto Roque de Bermejo, y sobre todo de la Mancha, en donde choca el mar del Norte con el del Sur, semillero de naufragios, como el del buque francés "Flacha", que se engulleron las olas, esas mismas que arrojaron sobre la playa el Cristo del Naufragio y la Virgen de la Concepción (Copia de la de Murillo), que se veneran en el pueblo desde aquella imborrable fecha de febrero del 98.

Pero vuelve a estos hondos valles separados por altísimas montañas. A estas escalonadas tierras de labor. Elévate a la Cruz de Afur, con sus 1050 metros; a la Piedra Chinobre, con sus 1014; al Anambro, con 900, y a la Cruz de Taganana, con 850. Admira la serranía de las Tierras Altas, que nos recuerda a Montserrat, y esa larga teoría de roques y picachos: el del Fraile y la Monja, el del Tablero, el majestuoso del Marrubial, los del Valle, el del Medio, y el imponente de las Ánimas. Y eleva tus ojos al campanario, torre natural de grandes bloques superpuestos y unos treinta metros de altura.

Observa cómo el signo de la variedad preside este paisaje, este clima y esta vegetación, en los más estrechos limites. Adéntrate en los espesos bosques de las Vueltas de Taganana, del Agua Negra, de las Quebradas, del Bailadero, de Bujana, de Benijos... He aquí el pino, el haya, el brezo, el barbuzano, el tilo, el viñático... Y luego, el aceviño, el lentisco, la mocanera, el laurel, el naranjo, el palo blanco... Palmeras, higueras, morales, sauces, álamos... Mas, sobre todo, los Dragos, multiplicándose sobre estos parajes... Aspira este aire fino, en donde se mezclan las brisas de la mar con la frescura de los bosques.

Mas no olvides al grupo humano que se formó a raíz de la Conquista por una Data concesionaria del Adelantado a un grupo de conquistadores procedentes de Lanzarote y Fuerteventura. Acuérdate de sus primeros pobladores españoles: de Pedro Picar el Viejo, Rubén Dumpiérrez, Pedro Mejia, Antón Peraza, Gregorio Tabordo, Juan Perdomo, Pedro Negrín...

Exalta la fortaleza de estos hombres y sus heroicos hechos, como la parte activísima que tuvieron en la derrota de Nelson, obligando a los ingleses a reembarcar en Valle Seco... Canta sus fatigosos trabajos sobre estas tierras de minifundios, y sus típicas industrias, como las de las mantas de lana; y la que tiene por base la hoja de la palma. Saborea lo delicado de sus frutos, gusta los suaves perfumes de sus vinos.

Pinta las montañas coronadas de luminarias en la procesión de la Santísima Virgen de las Nieves, tan bellamente loada por su poeta, don Manuel Manrique de Lara (1856-1897), que ostentó altos cargos en la vida civil de la isla... Y acuérdate de otro hijo ilustre: de don Manuel de Soca y Timbombo, que el siglo xviii fué Obispo de Cartagena de Indias y electo Arzobispo de Santa Fe de Bogotá.

Adéntrate en la Iglesia de Nuestra Señora de las Nieves, con tan hermosas tallas religiosas, y sus bellas pinturas de principios del xvi.

Recuerda esta sonora toponimia: Naranjos, Cruz Vieja, Portugal, la Chanca, el Calvario, Lomo de las Flores, Azano, Cuestilla, Cabezo, Cardonal, Fajaneta, Afur (de Abajo y de Arriba), Cumbrecilla, Jinchirez, Roque Negro, Draguillo, Cumbrilla, Anaga, el Faro, Chamorga, las Palmas...

Y después de gozar de este paradisiaco rincón, enciende tu ira, oh, Musa, contra quienes le tienen tan abandonado, tan inaccesible...
 
Publicado el 9 de agosto de 1952 en Falange: diario de la tarde.

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