5 de febrero de 2009

Flora Introducida: Las tuneras

Esta primera especie que abre las fichas es para mí una de las más importantes por la gravedad de su capacidad invasora. Sin embargo, hay que diferenciar entre varias especies, todas introducidas; para Tenerife hay citadas 4, estando todas presentes en la región de Anaga en mayor o menor medida.

Estas tuneras, chumberas o pencas, pertenecientes a la familia de las Cactaceae y de origen americano, son: la tunera común Opuntia maxima, la tunera salvaje, bruja o india O. dillenii, la tunera de terciopelo O. tomentosa y la tunera robusta O. robusta. No obstante, son especies muy variables y existe cierto grado de hibridación en este género.

Todas estas especies son plantas de porte arbustivo, aunque la común y la de terciopelo pueden presentar porte arbóreo, carnosas y espinosas formadas por tallos aplanados —cladodios o, comúnmente, pencas—, grandes, de distintas tonalidades de verde, y con aréolas prominentes con numerosos pelos rígidos —gloquidios—, terrosos y caducos. Las espinas dependen en coloración y tamaño de la especie, siendo por lo común pequeñas y blanquecinas, salvo en la tunera salvaje, en la que son bastante largas y amarillas, siendo además sus gloquidios irritantes.

Las flores de todas las tuneras son grandes y vistosas, de colores que van desde el amarillo brillante o naranja intenso hasta purpúreas.

La floración se produce desde finales de la primavera y en verano, produciendo un fruto carnoso y comestible denominado, según la zona, higopico, higo chumbo, o tuno. En Anaga es más común el primer término.

Las tuneras poseen un elevado potencial invasor, ya que pueden vivir en gran variedad de condiciones desde las zonas costeras expuestas hasta en claros del monte. Esto hace referencia sobre todo a la tunera común, pues la tunera salvaje suele encontrarse mayoritariamente en zonas de la costa y del piso basal.

Por si fuera poco tienen una gran capacidad reproductiva, pues además de sus numerosas semillas de sus igualmente numerosos frutos que devoran y dispersan tanto aves como reptiles, las pencas tienen la virtud de “pegar de gajo”, esto es, que si un cladodio cae a tierra, crece, creando un nuevo ejemplar.

Prácticamente toda Anaga se encuentra cubierta de tuneras, ya que antiguamente, al igual que en el resto de la isla y del Archipiélago, se plantaba para cultivar en ella la cochinilla con fines industriales.

Las tuneras constituyen una importante amenaza para nuestros ecosistemas, pues sus poblaciones ocupan grandes áreas, desplazando a la flora nativa.

Fotografía de Opuntia tomentosa cortesía de Manolo Gil (www.floradecanarias.com)

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