14 de junio de 2008

Introducción a la naturaleza de Anaga


Anaga es un macizo montañoso situado en el noreste de Tenerife con una superficie aproximada de 170 km². Su formación data de 4 a 5 millones de años, convirtiéndolo (junto a Teno y una zona de Adeje) en una de las partes superficiales más antiguas de la isla. Debido a su forma, está considerado por muchos como una península de amplio istmo, y pudo ser en un principio una isla aparte que se unió paulatinamente al resto debido a las erupciones de la dorsal de La Esperanza y a la acumulación de sedimentos en la actual vega lagunera.
Costa norte de Anaga
Sus límites físicos lo componen el barranco de Aguas de Dios (término de Tegueste) por el noroeste, la vega lagunera, y los barrancos de Gonzaliánez y Santos por el suroeste.
Posee una intrincada orografía producto de la constante erosión que ha sufrido desde sus últimas actividades volcánicas hace 3’5 millones de años. El paisaje se caracteriza por tanto por poseer abruptas y escarpadas montañas, profundos valles y barrancos, innumerables barranquillos, islotes, costas acantiladas con algunas playas de arena negra, así como un conjunto de roques, pitones, diques y curiosas formaciones geológicas.
Barranco de Afur
Se encuentra claramente separado en dos vertientes o bandas (Norte y Sur) por una cumbre dorsal en su mayor parte cubierta de Monteverde, con una altitud media de 700-800 metros, siendo la cota más alta del macizo la montaña de la Cruz de Taborno con aproximadamente 1020 metros sobre el nivel del mar.
Palmeral de Caraballo, San Andrés
La banda norte está más erosionada, presentando por ello barrancos de longitud más reducida, mientras que la banda sur se caracteriza por barrancos de cauce largo con cabeceras anchas.
En cuanto a la vegetación, el Macizo de Anaga es una de las zonas más ricas del conjunto de la Macaronesia por poseer una importante formación de Monteverde, así como dispersos reductos de los bosques termófilos, extensas zonas de tabaibal-cardonal, vegetación ligada a cursos de agua y una flora rupícola que encuentra en su especial orografía un refugio indiscutible. Asimismo, en él se desarrollan algunas especies de especial interés por crecer únicamente dentro de sus límites.
Roques de Anaga

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